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Las personas detenidas en calabozos policiales de Ceuta rechazan comida 'basura'

Director  |  14 de julio de 2019 (05:45 h.)
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Las personas detenidas en calabozos policiales de Ceuta rechazan comida 'basura', una denuncia que agentes policiales, que han probado los alimentos, respaldan a los retenidos.

Texto y foto: Manuel Gutiérrez Sabio

La situación de las comidas, denominado ‘catering’, en calabozos de la Jefatura Superior de Policía en Ceuta, está llegando al límite. Prácticamente todos los ‘packs’ de alimentación acaban en la basura, tal es su ínfima calidad según constatan no solo los propios detenidos, sino también los policías que prestan servicio.

El ‘catering’ proviene de una empresa radicada en Fuenlabrada, encargada de la distribución a nivel nacional. Pero la elaboración, la producción de los alimentos precocinados, viene del Levante español. Desde ahí a Madrid y al resto de España.

En todo caso, la situación es complicada, puesto que la mayoría de los detenidos y retenidos en calabozos –máximo hasta 72 horas antes de pasar a disposición judicial- rechazan el alimento. Lo arrojan directamente a la basura, lo que crea no pocos problemas de salubridad.

Agentes del Cuerpo Nacional de Policía han hecho el intento de probar la comida y han expresado extraoficialmente que “no hay Dios que se la coma. Ni las ratas”.

También como se ha confirmado extraoficialmente, desde Delegación del Gobierno se tiene conocimiento del problema,

Pero es más, el hecho de que los alimentos precocinados deban ser recalentados en microondas, en cierto modo obliga a que agentes de la Policía Nacional deban realizar esta labor, de forma que han de manipular alimentos. Algunos, lógicamente, se niegan a hacerlo, al no tener el carné de manipulador.

No hace demasiado tiempo, los alimentos para las personas detenidas eran elaborados por establecimientos cercanos, que les proporcionaban bocadillos recién hechos, sobre todo –a gusto del consumidor-- de tortilla de patatas, atún con queso fresco…

Pero una vez que entró en juego la asistencia a nivel nacional de comidas para personas que se encuentran retenidas – o detenidas- en calabozos policiales, la cosa ha cambiado.

El dinero es el principal exponente: un bocadillo suculento costaba algo más de tres euros, mientras que estas raciones se sitúan en torno a más de cinco euros.

La mayoría de los alimentos que se suministra a las personas detenidas lleva un alto grado de química, fundamentalmente para su conservación durante tiempo. Por ejemplo, la mayoría de ellos pueden ser consumidos hasta 2020, lo que indica que están con un grado de preparación extremo para poder “aguantar”.